
Nunca había conocido la tristeza verdadera, hasta ahora.
Nunca había sentido lo aplastante de la soledad, hasta el momento en que me encuentro, fumando 10 cigarrillos por día, escuchando Amy Winehouse, con lágrimas en los ojos.
Llevo 1 mes. Ahogándome.
Verdaderamente, me siento triste.
En los últimos meses, llegue a una triste conclusión, después de que alguien prácticamente me dijera (con palabras menores) que había caído muy bajo, comencé a reflexionar.
Y si.
He caído bajo.
He perdido lo más importante para mí.
A mí misma.
No sé si sea una etapa de la vida, en la que uno realmente se pregunta, "¿Y ahora, que sigue?", sea lo que sea, se siente muy mal.
He buscado refugio en lugares incorrectos, y he tratado a toda costa de evitar hablar de mis sentimientos. Pero hasta el momento, solo he podido entender una sola cosa:
Ya no sé quién soy.
Todo el mundo me dice que es una etapa, una amarga etapa, otros, que tal vez ya estoy madurando, otros que no es mi culpa, pero nadie me dice lo que realmente necesito escuchar:
Estas mal. Y necesitas ayuda.
Ese año perdí a dos personas que amaba con toda el alma, dos personas que jamás volverán y se encargaron de llevarse todo de mí, se pusieron de acuerdo para irse al mismo tiempo, desgarrándome en lo más profundo del alma.
Ahora solo puedo llorar, porque es más fácil que enfrentar la realidad.
Me han dicho que mis problemas no son tan grandes, pero soy muy joven, y compararme con otras personas solo me hará sentir egoísta. Así que así lo dejo, pensando en mi dulce pero firme agonía.
Lloro. Todo el maldito tiempo.
Lloro porque no tengo otra cosa más que hacer. No puedo concentrarme en las cosas buenas de la vida si el tiempo decide avanzar despacio recordándome que he cambiado.
Ojalá pudiera volver al tiempo, modificar las cosas que he hecho, sin embargo no puedo, es la razón por la cual debo de seguir adelante.
Por lo general escribo con un final feliz, escribo algo muy triste, para después llegar a una conclusión bastante optimista (Por así llamarlo), pero esta vez no.
Esta vez escribo con nada más que tristeza en mi corazón.
Me he cerrado a todos y a todo. Ni siquiera estoy segura si todavía hay algo que realmente me apasione, he perdido el sentido de alegría que me daban las cosas más simples como caminar, escuchar música, o leer.
Me he perdido a mí misma.
No dejo de repetírmelo. Pero lo peor de esto, es que no necesariamente fui yo quien lo noto, fue otra persona quien lo hizo. Me pone a pensar, "¿Qué tan jodida estoy como para que todos se den cuenta menos yo?".
Nada me hace completamente feliz, aunque estas fechas deberían ser alegría pura, no puedo evitar sentir que faltan tantas piezas dentro de mi ser. De mi alma. De mi corazón.
Soy discreta, no lo digo, lo oculto pensando que es lo mejor que puedo hacer, nadie realmente quiere escuchar a una melancólica aburrida hablar sobre sus demonios personales. En vez de eso, me convierto en otra persona, me olvido de mis principios con facilidad, solo para recordarme que si yo no soy feliz, entonces nadie a mi alrededor lo tiene que ser.
Sonrío, me maquillo, continuó con lo que yo llamo "show". Aunque es difícil poder disimular cuando hasta la mas profunda de mis raíces esta triste.
Parece que buscó desesperadamente un poco de atención, (¿un poco?). Solo quiero sentirme querida, quiero que las cosas mejoren, pero aquí, sentada en el suelo frío, que me cala hasta los huesos, con solo una galleta salada en el estomago, puedo decir, que las cosas no están mejorando.
Están empeorando.
Me estoy enredado en mi propia telaraña, perdiendo el camino.
Siempre critique a las personas que se sumían en una tristeza impenetrable, los tachaba de débiles, ahora me doy cuenta, que soy una de esas personas.
Me he dado por vencida.
Ven a mi tristeza, toma mi mano, hazme sentir viva por un momento. Sé que lo estoy, si no, este dolor punzante que siento en el estomago se esfumaría.
Necesito un abrazo, uno sincero, de esos que te hacen sentir como si no existiera nadie más en el mundo.
No sé cómo poder salir de esta laberinto en el que yo misma me enrede.
Te extraño.
Los extraño.
Me extraño.
Busco y rebusco un lugar donde pueda guardar mis sentimientos, pero es inútil.
El dramatismo se me ha dado bien desde niña, pero por primera vez, puedo corroborar que todo lo que he escrito es 100% puro.
No busco compasión, mucho menos lastima, no busco ayuda, solo necesito por un momento recordarme que aún puedo escribir, sea para bien o para mal.
Ni siquiera estoy tan segura de que lo que estoy plasmando tenga un sentido absoluto.
Estoy agonizando por dentro.
La luz se ha marchado de mi vida.
No se lo puedo decir a mi familia, ellos también han perdido a la misma persona que yo.
Solo los observo llorar, esperando que su dolor sea menos que el mío. Ya que cada quien decide con que deprimirse.
Yo elegí no hacerlo, matándome lentamente.
La verdad es que, casi todas las personas que conozco tienen un mal concepto de mi. Solo dos o tres saben lo que realmente pasa por mi cabeza, eso está bien para mí, no busco que mi vida sea un libro abierto.
Solo busco paz.
Solo busco tranquilidad.
Dentro de mi cerebro me gritan dos co es diferentes, una que me dice: Deja todo y a todos, nadie merece saber que es lo que te pasa. Es TU dolor, no el de ellos. Y otra que me dice: Busca ayuda, quiérete, no hagas esto, no hagas aquello, habla, exprésate, dile a alguien cuánto significa para ti, no estés triste.
Últimamente escucho más a la primera.
Nunca pensé que desprenderse de alguien fuera tan difícil.
Yo quiero estar bien. No quiero sentirme así ya.
La tristeza me cubre con un manto ardiendo, me susurra al oído cosas hirientes, hace que llore todo el tiempo, no deja de recordarme todo lo que no hice cuando pude, lo que hice pero no debí.
Y me está matando.
Me está quemando por dentro. Como un incendio.
Solo que mi incendio ya se salió de control.
L